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"A VECES SE GANA, A VECES SE PIERDE, PERO SIEMPRE SE APRENDE"


Como madre de una adolescente de 19 años, ya universitaria, acompañar su vida y educarla, no ha resultado ser nada fácil ya que nunca sabes si lo que estás haciendo es lo adecuado, lo correcto o si estás siendo muy laxo o muy estricto; sin embargo, al pasar los años me he dado cuenta que sí como madre he hecho algo bueno fue darle la oportunidad y el poder de resolver sus problemas por si sola.

Creo que esta es una de las pruebas más difíciles que enfrentamos como padres, el darles la “relativa” libertad de crecer.

No saben cuántas veces sufrí por verla conflictuada y preocupada, por no saber cómo resolver sus diferencias con los demás o cómo ayudarla a saltar esos obstáculos que la vida le presentaba; sin embargo, permitirle, ante esas dificultades, tomar sus decisiones y asumir las consecuencias, sé que fue lo más acertado.


¿CÓMO “ENTRENAR” SU TOMA DE DECISIONES?


Los conflictos son situaciones que nos producen sentimientos de incomodidad, impotencia, ansiedad... Por eso, como adultos el primer impulso que tenemos es intentar mediar, ayudar a nuestros hijos y alumnos a resolver sus propios conflictos, esos que tanto les preocupan a ellos... y a nosotros, por lo que buscamos en ocasiones quitarles esa responsabilidad de encima.


Conforme los niños van creciendo debe ir creciendo también su capacidad de desarrollo social. Debemos tener en cuenta que en temas de relaciones humanas, el aprendizaje se da a partir del “ensayo y error” por lo que nuestro papel como padres/ tutores debe ser el de guiarlos ante la resolución de problemas sin apelar a la violencia. (Leer más."El arduo reto de trabajar las emociones en casa").


Por norma general, todos tendemos a evitar situaciones tensas e incomodas -tan propias de las relaciones sociales–, tachándolas como algo negativo o confundiéndolas con “bullying”. Pero... ¿y si en estas situaciones ponemos a prueba nuestras capacidades de adaptación, de negociación, tolerancia, etc. y aprendemos de ellas?

Proporcionar la seguridad emocional que necesitan los niños para enfrentarse a los conflictos que les vayan surgiendo es responsabilidad de la familia. Un niño seguro de sí mismo va construyendo su propia independencia y fortaleza como individuo, para así, enfrentarse a la realidad.

Por eso, cuando les evitamos los problemas a los hijos y se los resolvemos, no les permitimos aprender de esa experiencia. Existirán ocasiones en las que se van a equivocar y otras en las que acertarán; pero es su decisión y en ambos casos irá de por medio un aprendizaje.


Cuando intercedemos en los conflictos de nuestros hijos les enviamos el mensaje subliminal de que ellos no son capaces de resolverlos generándoles un pobre autoconcepto. Los niños y niñas sobreprotegidos pueden crecer con la creencia de que son incapaces de hacer nada por sí mismos.


Cuando evitamos a nuestros hijos esos conflictos, les estamos impidiendo, sin querer, sin darnos cuenta, que desarrollen sus propias estrategias para resolverlos ellos mismos, a la vez que les privamos de una importante experiencia de aprendizaje, pues el conflicto coloca al niño en una situación en la que tendrá que pensar en la mejor solución, y ejecutarla.


Por otro lado, si desde pequeños aprenden a solucionar pacíficamente conflictos sencillos como: “a quién le toca jugar con la pelota”, después, tendrán más recursos para resolver problemas más complejos que llegarán en la adolescencia o la edad adulta.


“NUESTRO PAPEL EN LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS”


La escucha, diálogo y negociación, así como, la empatía, tolerancia y toma de decisiones– son habilidades sociales que se desarrollan a través de los conflictos; son competencias básicas las cuales les ayudan a desarrollar la capacidad de enfrentarse a las dificultades.


Si como padres hemos decidido mediar en un conflicto de nuestros hijos, conviene recordar los siguientes pasos a seguir:


1. Permítele expresar cómo se siente ante el problema.

2. Enunciar las necesidades de las personas involucradas.

3. Pensar y razonar los pros y contras de cada manera de resolverlo.

4. Dar diferentes soluciones a un mismo problema.

5. Elegir la mejor y llevarla a cabo.


¡CONOCE EL INSTITUTO PARA EL DESARROLLO DE NIÑOS CON ALTO POTENCIAL, (IDENAP)!


AUTOR: English Language Teacher, Laura Elena Cáñez Garza

Coordinadora de Idiomas Formación Integral (Primaria)

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