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"LA EDUCACIÓN AMBIENTAL PARA UN PLANETA EN RIESGO"


"Somos ahora lo que hemos realizado en el pasado y seremos en el futuro lo que estamos siendo y haciendo en el presente".


Xiye Bastida es una joven que creció en el pueblo mexicano de San Pedro Tultepec, Estado de México. Hace casi seis años, su pueblo sufrió una sequía prolongada, seguida de lluvias torrenciales e inundaciones persistentes que arrasaron su hogar y acabaron con los cultivos de los cuales subsistía su familia, por lo que tuvo que emigrar a Estados Unidos en donde meses más tarde, vio los terribles daños causados por el Huracán Sandy. A Xiye le tomó poco hacer la conexión entre estos eventos de clima extremo y el cambio climático y se convenció de que “donde sea que estés, la crisis climática está afectando a todos, en todos lados”, y sintió la necesidad de hacer algo, así que organizó una protesta en su propia escuela en Manhattan, y 600 estudiantes salieron con ella y ese fue el inicio de un increíble activismo climático que ha convertido a Xiye en una de las líderes ambientales más importantes, al grado que en 2021 tuvo la oportunidad de dirigirse a los líderes y dirigentes mundiales que participaron en la Cumbre del Clima organizada por la Casa Blanca.


En una publicación anterior, planteamos la pregunta de qué deben aprender los niños, niñas y jóvenes de este siglo, partiendo de la premisa de que el presente es muy diferente al mundo que les tocará enfrentar (Leer más "Los desafíos de educar en el siglo XXI").


Es un hecho aceptado que prácticamente todas las actividades humanas generan efectos ambientales. El último informe que analiza la situación ambiental de nuestro planeta fue emitido en el año 2021 por la ONU y señala que el planeta se enfrenta a una fuerte emergencia medioambiental en la que los tres problemas de mayor preocupación por sus posibles efectos negativos en la humanidad son el cambio climático, la contaminación y la pérdida de la biodiversidad.


Frente a este panorama existe también la esperanza de que las personas pueden transformar su relación con la naturaleza y abordar juntos no solamente la crisis ambiental, sino también los principales retos sociales.

Bajo esta perspectiva y en lo particular desde mi posición de educadora, considero que la educación ambiental debe ser uno de los pilares en el desarrollo de un individuo del siglo XXI, ya que la educación ambiental es un proceso que le permite a las personas conocer sobre temáticas ambientales, involucrarse en la resolución de problemas y tomar medidas para mejorar el medio ambiente. La educación ambiental es capaz de llevar a los ciudadanos a entender la necesidad de tener conciencia del deterioro ambiental que se está dando alrededor del mundo, a un nivel global, local y regional. Básicamente, la educación ambiental busca generar ciudadanos comprometidos con su entorno. Asimismo, busca transmitir desde el conocimiento, la motivación a tener actitudes y aptitudes con el medio ambiente que permitan realmente poder conservar lo que tenemos.


Desde hace algunos años la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), viene reflejando la necesidad de incluir contenidos de educación ambiental en las escuelas. De acuerdo con Irina Bokova, directora de este organismo, el objetivo de estos programas “es concienciar y sensibilizar a los más pequeños de los problemas medioambientales que existen en la actualidad. Esto les hará ser partícipes en la lucha por el cuidado y la mejora del entorno natural”.


Según la UNESCO, los cuatro objetivos de la educación ambiental para niños y jóvenes son:

  • Concienciarlos y sensibilizarlos ante los problemas medioambientales.

  • Fomentar su interés por el cuidado y mejora del entorno.

  • Desarrollar en ellos la capacidad para aprender acerca del medio que les rodea.

  • Ampliar sus conocimientos ecológicos, en temas como la energía, el paisaje, el aire, el agua, los recursos naturales y la vida silvestre.

 

La educación ambiental es un proceso largo que debe incluirse en el programa educativo de colegios y comenzar a edades tempranas; dado que los padres de familia y los docentes son los principales educadores en nuestra sociedad, la educación ambiental no debe circunscribirse a la escuela siendo imperioso que se aborde también desde casa.


El destino del planeta está en sus manos y es importante que desde pequeños aprendan a racionalizar los recursos y a aportar su granito de arena en la lucha contra el cambio climático, por lo que compartimos algunas ideas para que los niños y jóvenes desarrollen una conciencia del cuidado del medio ambiente.


  1. Realiza actividades en familia en contacto con la naturaleza: Relacionarse de cerca con el medio ambiente hará que niños y jóvenes desarrollen una conciencia por cuidarlo.

  2. Participa junto con tu hijo en actividades comunitarias en beneficio del medio ambiente: actividades como campañas de reforestación, limpieza de bosques y lagos, campañas de reciclaje, etc desarrolla en tus hijos la visión de que es necesario actuar en lo individual para generar un cambio colectivo.

  3. Implementa en casa prácticas proambientales: El uso racional del agua, la colecta de agua de lluvia, el reciclaje, la separación de residuos, el uso adecuado de la energía, entre otras, son prácticas proambientales básicas. Recuerda que la educación ambiental trata de que los más pequeños adquieran los hábitos de sostenibilidad como algo cotidiano en sus vidas. No es una tarea extra ni fuera de lo habitual, sino que debe formar parte de su día a día.

  4. Construye con tu hijo un pequeño huerto en casa: Además de que compartirás tiempo con tu hijo, podrá comprender por qué es importante cuidar el medioambiente, comprender los diversos procesos de vida de las plantas y apostar por una agricultura ecológica y sostenible.

  5. Implementa en casa un consumo responsable: Que tu hijo participe en la planeación de las compras (la lista del súper o del mercado), adquiriendo solamente lo necesario, que regale sus juguetes y ropa a otros en lugar de desecharlos, cambiar la mentalidad “lo quiero y deseo” por “lo necesito”, enséñale a leer las etiquetas de los productos y a comprar productos nacionales que favorezcan a los productores locales.

  6. Conversar con tus hijos sobre problemas medioambientales: Plantearles preguntas y organizar debates sencillos en casa sobre temas y noticias ecológicas puede ayudar a desarrollar su pensamiento crítico ayudándolos a reflexionar sobre las causas de los problemas y sus posibles soluciones.

Pensar en la educación ambiental nos lleva a que casa y escuela sean escenarios que se fusionen para que juntos trabajen para desarrollar las habilidades que van a necesitar .  

Educar a las nuevas generaciones es responsabilidad de todos, no solo de los docentes. Los niños de hoy serán los gobernantes y líderes mundiales del mañana, serán las nuevas “Xiyes”, tendrán que hacer frente a grandes desafíos —como el calentamiento global o el estrés hídrico— y deberán tomar decisiones cruciales para la humanidad.


Esto nos lleva a poder decir con convicción que los niños son esenciales para solucionar la problemática actual. Cualquier pequeño aporte de educación ambiental que hagamos en los niños y jóvenes, será muy beneficioso para el planeta. Una vez que lleguen a la edad adulta tendrán ya una conciencia ecológica que les haga respetar y cuidar mucho más de su entorno, así que manos a la obra, vale la pena ya que…¡Nuestro futuro está en sus manos!



 AUTOR: Ma. Guadalupe Pimentel Correa

Química Farmacéutica Industrial, Maestra en Educación, Diplomado en Educación para la Cultura Científica

Coordinadora Académica, Nivel Secundaria IDENAP



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