Te invito a reflexionar unos momentos las respuestas a las siguientes preguntas:
¿Con qué frecuencia le preguntas a tu hijo cómo se siente?, ¿Cómo le fue en su día?,
¿Identificas sus emociones? Pero también… ¿Identificas tú, tus propias emociones?
Sabemos que existen diferentes tipos de dinámica familiar ya que cada familia funciona de manera distinta. La generalidad de las interacciones familiares van desde sentarse juntos a comer a la mesa, salir a pasear un fin de semana a un centro comercial o realizar diferentes tipos de actividades; pero independientemente de esta diversidad sistémica, la pandemia nos obligó a todos a dar un giro de 360 grados en nuestro día a día, donde también se vio modificada dicha estructura familiar.
Por ejemplo, para muchas familias el estar juntos en casa por más tiempo y en una dinámica completamente diferente para todos, se convirtió en el escenario perfecto y oportuno para fortalecer la comunicación de familia, la convivencia, así como gestionar nuestras emociones y crear o buscar estrategias que nos permitieran ser más conscientes de lo que sentimos, identificar y aceptar las emociones y darles una adecuada manifestación con respuestas asertivas.
Como familia nuestras relaciones interpersonales son uno de los factores predictivos del bienestar emocional, sin embargo suelen ser también las causantes de conflicto y malestar.
"Recordemos que eso es gestión emocional: Identificar y modular nuestras emociones".
Es verdad que como adultos muchas veces no sabemos gestionar nuestras emociones, lo que genera que resulte complejo gestionar las emociones de los hijos, ya que cada etapa de su desarrollo implica un reto distinto y muchas veces olvidamos identificar, externar y atender esas preocupaciones, miedos o por el contrario alegrías.
En nuestro rol de padres/ tutores es necesario gozar de una buena inteligencia emocional, para guiar de manera adecuada la expresión de las emociones de nuestros niños; ya que si desde niños se toma contacto con las emociones, se contará con mejores herramientas para el manejo adecuado de las mismas y por ende podrán relacionarse de manera más sana en sus grupos sociales y en su vida.
¿Cómo mejorar la gestión emocional?
“Soy padre de familia, pero también soy un ser humano”:
Identifica tus propias emociones, eres modelo de comportamiento para tus hijos, por ello crea consciencia emocional en ti mismo (a), conoce tus propias emociones, conoce las causas y sus posibles consecuencias.
¿Recuerdan que al inicio les plantee una serie de preguntas? Pues bien, te invito ahora a realizar lo mismo pero de manera personal, reflexiva, honesta y pregúntate:
¿Cómo me siento en este momento? ¿Por qué me siento así? ¿Cómo estoy manifestando lo que estoy sintiendo? Después de esto, será importante verbalizar cómo nos sentimos, no reprimas nada, pues con esto también enseñarás a tus hijos a verbalizar sus estados de ánimo. Identificar cómo nos sentimos hará que nos conozcamos mejor, por consiguiente nuestro modo de actuar tendrá un sentido y podremos comunicar nuestras expresiones de la emoción.
Reconoce tus emociones y ayuda a reconocer las de tus hijos desde los campos: fisiológico, cognitivo y conductual.
Identifica las emociones que has sentido con mayor intensidad y comunícalas, ayudará a reflexionar cómo se han exteriorizado y aumentar o disminuir dicha proyección.
Valida tus emociones y valida las emociones de tus hijos, enfócate en los pensamientos positivos.
Segundo paso: “Eres su guía de gestión emocional”
Continuando en este camino, ayuda a tus hijos a detectar sus emociones, guíalos a conectar consigo mismos para que puedan comprender cómo se sienten y el por qué.
Recuerda y recuérdales:
No hay emociones buenas ni malas, son solo emociones y cada una tiene un propósito.
Aquel miedo que has sentido muchas veces de que algo les pase, es un miedo racional, no lo maximices, no lo ocultes, no se lo transmitas, recuerda que el miedo, nos moviliza a la acción y a la protección.
Recuérdales también a ellos que es importante una vez prestada la atención necesaria a la emoción, ponerle nombre y que sepa el por qué está sintiéndola.
Establezcan en familia estrategias ante una tensión emocional.
Identifica áreas de conflicto y busca un cambio.
Promueve la comunicación asertiva
Realiza juegos en familia, canten, bailen o escuchen música, potencia el contacto físico.
Todas las emociones son legítimas y debemos aceptarlas, sin olvidar que en lo que sí debemos incidir es en el comportamiento que se deriva de ellas. (Leer más."Enseña a tu hijo a ser mentalmente fuerte").
“El éxito de las personas no depende tanto de la capacidad intelectual, sino de la inteligencia emocional y social que juegan también un papel fundamental, incluso a veces más relevante que la primera” .
Y recuerda, si tú estás bien, ellos lo estarán.
Autor: Mtra. Brenda Villalpando Mondragón
Lic. En Psicología/ Maestría en Terapia Familiar
Miembro del Equipo de Psicopedagogía IDENAP
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